No tenemos vacunas por una cuestión ideológica. El gobierno parte de la premisa que los privados no pueden comprar vacunas debido a que eso solamente puede ser de gobierno a gobierno.
No existe ningún gobierno que produzca vacunas contra el coronavirus. Son laboratorios privados los que hicieron las investigaciones, más de cien y los gobiernos les compran para aplicarlas según sus propias políticas. Rápidamente como en Estados Unidos o Israel, a velocidad de crucero como en Chile que en pocos meses habrá vacunado a toda su población o como en otros países gobernados por ideologías, a paso de tortuga.
Los gobiernos cumplen un rol regulador, para que no se vendan productos que puedan poner en peligro la salud de las personas y en este caso, de una epidemia mundial, procuran que las vacunas lleguen a toda la población de acuerdo a un orden de preferencias.
La intervención del sector privado podría alterar este orden, pero con recursos privados que no afectan el presupuesto público y aliviarían la carga al Estado, donde está probado, son tortugas.
Existe la posibilidad que compañías de seguros, AFP, laboratorios o grupos farmacéuticos importen vacunas que podrían aplicar en forma paralela, pero el gobierno no quiere. ¿qué teme?
La diferencia entre capitalismo y comunismo está en decisiones como esta, donde la opinión del pueblo se deja a un lado para que todos estemos iguales. No debe haber diferencia, dicen los rojos y desaparecen a los ricos en lugar de crear condiciones para producir más riqueza. Nos igualan para abajo.
Existe ahora un monopolio estatal en la compra –secreta- de las vacunas, con dinero del pueblo. Dejen de lado la ideología, especialmente aquella que fracasó en el manejo de la economía y la pandemia. Los chinos avanzaron cuando decidieron respetar la propiedad privada y promover la inversión extranjera.
Como el gobierno parece no entender, confiemos que el próximo, ojalá de derecha, voltee rápidamente esta tortilla.