Es un reproche. Ese personaje no escarmienta, vuelve a las andadas, hace lo mismo de siempre, insiste, no entiende.
Reincide en esa mala costumbre, en ese vicio.
«El maestro se cerró a la banda, y declaró que ni por Dios ni por sus santos volvía a las andadas.» Fernán Caballero, La Gaviota, ed. 1895, p. 99.A
“Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con mis ojos puestos en ti”. Salmo 32:8