Un calvario será el que viviremos este domingo con mesas de sufragio que no se instalarán a tiempo, por la deserción de quienes se han visto defraudados por el ofrecimiento incumplido de vacunarlos contra el coronavirus.
Las promesas que se hicieron en el entendido que así los protegían de la epidemia, fueron como los amores de estudiante: flores de un día son, dice la canción, hoy día una promesa y mañana una traición.
Y no es que falte voluntad por parte del gobierno. Las que faltan son las vacunas. El desastre es culpa de Vizcarra dice su sucesor Francisco Sagasti, no compró ninguna, es la única explicación.
El presidente del gobierno de transición demuestra que sí pues, efectivamente es de transición, nunca pasará al primer año. Se ha demorado seis meses para decir que tiene asegurada la compra de millones de vacunas que llegarían próximamente.
Y ese tango lo hemos escuchado ya tantas veces que prefiero algo más moderno, un nuevo ritmo, más acorde con los tiempos, más rápido, alegre, entusiasta y no el gemido llorón de un lamento de alguien que parece haberse enterado recién de la escasez de vacunas en todo el mundo, que la demanda es muy grande, que todos las quieren.
Eso lo sabemos sin necesidad de haber ido al colegio y también sabemos que nuestros vecinos avanzan a un ritmo que les permitirá anunciar pronto, que están todos inmunizados.
Mientras que los miembros de las mesas de sufragio, miles de compatriotas, padecerán también una suerte de calvario sometidos todo el día domingo al contagio, debido a que por sus manos pasarán cientos de electores para depositar sus votos y firmar los planillones.
Las pocas vacunas que han llegado al país se distribuyen con cuentagotas y la incompetencia es tan grande que acaban de anunciar una nueva estrategia de vacunación, un nuevo sistema y nuevo cronograma para seguir vacunando a los mayores de 80 años. No pueden ni con los viejitos, los más viejitos.
Las filtraciones, fugas y diversas maneras como algunos se vacunan sin que les corresponda, ponen en evidencia el extremo al que llega la corrupción en el régimen Kuczynski-Vizcarra-Sagasti.
No nos extrañemos si el domingo se produce un retraso nunca antes visto en la instalación de las mesas de votación. Será por la deserción de quienes prefieren pagar la multa y seguir viviendo.