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sábado, noviembre 23, 2024

VÍCTOR KOC VARGAS

A veces pienso que soñé, que simplemente imaginé a un chino, como los mostraban las películas, con una larga trenza y traje hanfu con una yi suelta con largas mangas, un corte tipo falda y un cinturón.

La ropa siempre diferenció a los chinos, fácilmente identificables, hasta que el capitalismo occidental los vistió de terno y corbata. Víctor, el “Chino” koc, mi compañero de estudios, no viste trajes orientales, ni mucho menos trenza, es flaco, extremadamente delgado y de tanto reir ha quedado más chino aún.

Tiene unas hermanas chinas muy bellas, de cuerpos estilizados, como suelen ser las mujeres orientales y también un exquisito sentido del humor que lo lleva por ejemplo a vestir el uniforme escolar cuando celebrábamos las bodas de plata de la promoción (¿de oro?).

Al terminar la secundaria viajó a Lima para estudiar en la Universidad Nacional Agraria y graduarse de ingeniero. Vivía en una residencia ubicada al final de la avenida Javier Prado Oeste, casi llegando a la avenida Brasil, donde nos reunimos más de una vez a recodar el colegio.

Algún tiempo tuvo que ver con la fabricación de aceite de oliva, la docencia universitaria y luego se ha convertido en un extraordinario profesor de matemáticas para chicos que aspiran a entrar a la universidad o salvar el curso.

Es de los amigos con enorme sentido de la solidaridad y a los compañeros del colegio los entiende como parte de su gran familia a quienes visita, acompaña y celebra.

El tío Víctor lo llaman los hijos de sus amigos debido a que lo conocen, admiran y quieren con la misma sinceridad y afecto que acostumbra regalar toda su vida con esa generosidad propia de las almas buenas.

El “Chino” koc, el ingeniero, es miembro de la primera promoción del Colegio Champagnat de Tacna.

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