Cuando alguien está molesto con un amigo, colaborador, empleado, compadre o proveedor es posible que recurra al viejo dicho de mandarlo a la porra, ¡Vete a la porra! o ¡Ándate a la porra!, con la que se aparta con malos modales, molesto, enojado o simplemente en son de burla.
Hay varias porras una de ellas el palo con el que los policías golpean a los ladrones cuando los capturan (en el pasado) y la otra porra es un bastón labrado que identificaba a los destacamentos militares y era clavado en la tierra para levantar el campamento a su alrededor.
Cuando algún soldado cometía una indisciplina era mandado a ubicarse, por horas, junto a la porra y es lo que dio origen al dicho que se fue repitiendo a lo largo de la historia hasta convertirse en esa especie de maldición de los que están molestos.
Por razones que se desconocen, mayormente, el presidente Castillo mandó a la porra a su ministro de justicia Ángel Ildefonso que duró poco más de un mes en el cargo y fue reemplazado, en un abrir y cerrar de ojos, por el abogado Félix Inocente Chero Medina.
Hugo Chávez presentó ayer su renuncia a la gerencia general de Petroperú y no esperó que se vaya Castillo para irse tras de él, como dijo apenas asumió el cargo. El cuestionado funcionario mandó todo a la porra antes que las investigaciones terminen mandándolo a él. El biodisel comprado entre gallos y medianoche no llega a los grifos de la empresa estatal.
A la que van a mandar a la porra en cualquier momento es a la ministra de trabajo Betsy Chávez, luego de conocerse que sus tesis de grado y maestría son full copy page y emitir resoluciones que regulan el trabajo de todos sin consultar a nadie.
Y me detengo aquí antes que ustedes también me manden a la porra.