Uno de los males de este siglo, del nuevo milenio, es la aparición del periodismo predeterminado que va de la mano con la saturación de redacciones con gente de izquierda, progresista, promotores de “verdades ideológicas”, antes que información sencilla, concreta y objetiva.
Buscan culpables de delitos entre aquellos que atribuyen ser causantes de acciones que los afectan, incomodan, ponen en peligro o amenazan el pensamiento del nuevo orden mundial y causas genocidas como el aborto.
Orquestan una razón por la que juzgan y sentencian al culpable y entonces conspiran, promueven y crean una atmosfera que empuja a fiscales y jueces a decisiones consecuentes con su militancia.
El periodismo se está acostumbrando a someter la realidad a sus metas y objetivos ideológicos a partir de premisas establecidas en cenáculos rojos como el Foro de Sao Paulo.
Estamos a un chasquido de caer en un sistema que terminaría de someter a medios de comunicación, jurado electoral, poder judicial, parlamento y ejecutivo.
Los que detentaron el poder en los últimos años, jamás se dieron cuenta que ahora son comparsa de una conspiración internacional, que nos somete y quita independencia, justo en el año del bicentenario.
Gozan de inmunidad, no tienen que dar razón de sus actos al Jurado Especial Electoral, ni a la fiscalía, ante ningún juez, ni deben ir al Jurado Nacional a demostrar o subsanar nada.
Están felices y gozan del privilegio de un tratamiento VIP por parte de las instituciones que tienen que velar por el orden público, la honestidad, el honor y la justicia. Guzmán que recibió plata de Odebrecht , Salaverry con deudas en la Sunat y viáticos mal habidos y Verónica Mendoza, ahijada de Lula, Hugo y Nicolás.
Pero con ellos no hay problema, no van en igualdad de condiciones, tienen ventaja, gozan del beneplácito de los medios, la radio y la televisión, de diarios de circulación nacional, de jueces, fiscales y jurados electorales.
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