Un mechón de su cabello deseo hoy venerar
para dejar mi corazón y vivir en paz con la ilusión
de que su amor lograré.
Así rezaba una canción de Salvatore Adamo, un cantante de origen ítalo-belga, que como muchos poetas encontró en el cabello de su amada la prenda que lo ayuda a conservar y mantener vivo su amor adolescente.
Es la cabellera una de las más grandes preocupaciones de las jóvenes que recurren a todo tipo de recetas para tratar de conservarlo largo y con brillo.
Su larga cabellera fue la única protección que tuvo Lady Godiva al pasear desnuda como sacrificio para que bajen los impuestos y múltiples poemas recitan al cabello cuando vuela al viento, como símbolo de libertad.
Mi pelo no es malo, mi pelo es rizo, mi pelo no ha insultado a nadie.
No ha hurtado y tampoco ha matado.
Mi pelo no es malo, mi pelo es rizo.
Disculpa si te ofenden sus curvas y los patrones que forma.
De algún lado, tal vez una ONG salió la idea de recolectar pelo para armar una suerte de cojines y disponer barreras que ayuden a concentrar alrededor de ellas el petróleo derramado en Ventanilla. El cabello recoge los aceites y petróleo, adhiriéndolas a su forma y limpiando, en parte, el mar.
Jóvenes y también mujeres adultas respondieron al llamado de peluquerías que comenzaron una cruzada para recoger grandes cantidades de cabello, con el ánimo de ayudar a salvar el mar envenenado de combustible.
Un sacrificio valioso de mujeres, muchas de ellas jovencitas que sacrificaron años de cuidar sus cabelleras para aportar a esta cruzada que merece el reconocimiento de la sociedad.
Todo marchaba viento en popa hasta que alguna autoridad pidió detengan la operación de barreras con cabellos debido a que podían complicar aún más el problema de contaminación que sufre nuestro mar.
La solidaridad de peluquerías y cientos de jovencitas que entregaron más que un mechón de sus cabellos no quedará en el olvido. Debemos reconocer el desprendimiento, la solidaridad y sacrifico de aquellas personas que, con sana intención, tratan de hacer algo para remediar el tremendo daño del derrame de petróleo.
El peinado es la última pista para saber cuánto se conoce a sí misma una mujer (Anónimo)