La locomotora del tren cuando el coronel Francisco Bolognesi transitaba entre Tacna y Arica, fue instalada en un parque donde anteriormente existió el obispado, que desapareció para dar paso a la prolongación de la avenida que lleva el nombre del héroe, hasta conectarse a la carretera que conduce al aeropuerto y luego al puerto de Arica o a la costanera que va a la Boca del Río y a los puertos de Ilo y Mollendo.
Le dicen el Parque de la Locomotora, aunque los turistas la verían con otros ojos si le cambian el nombre por el Tren de Bolognesi.
Ocurre que se trata de una vieja locomotora, de esas que funcionaban a vapor, pequeña, lenta y ruidosa como les correspondía ser en ese momento de la historia, antes de la invención de los motores a combustión. Para que funcione debía contar con abundante combustible, generalmente carbón, que se quemaba en una parrilla sobre la cual estaba la caldera llena de agua que al hervir despedía vapores conducidos por tubos conectados al motor para impulsar el movimiento de un pistón.
Los humos que escapaban por una chimenea podían verse a kilómetros de distancia y el ruido de la máquina sobre los rieles era suficiente para alertar a los transeúntes. Un monumento a Bolognesi a caballo es parte del parque que da la bienvenida a quienes llegar a Tacna por vía aérea o desde Arica. Los motores a vapor llegaron de la mano con la revolución industrial y en nuestro país, cuando no existían automóviles ni carreteras asfaltadas, se manifestó con la construcción de varios ferrocarriles, el segundo en la historia fue el de Tacna-Arica.
Para tener una idea de cómo fue esa parte de nuestro pasado es indispensable visitar el Museo Ferroviario Nacional de Tacna montado en la antigua Estación Ferroviaria, particularmente atractivo porque se conserva casi intacto, con muchos elementos de la segunda mitad del siglo XIX.
La muestra proporciona al visitante una idea del Proceso Histórico del Ferrocarril. Visita el Parque de la Locomotora, el Tren de Bolognesi y el Museo Ferroviario.