Rodrigo Soto es un profesional de las barras con una profunda y larga experiencia. Decidió ser bartender en el 2003, mientras preparaba su tesis universitaria de Administración de Empresas y Marketing. ¿Su motivación? viajar por el mundo y la fascinación por la coctelería que empezó en casa. Su sueño se cumplió viajando por diversos países del viejo y nuevo mundo, elaborando cartas, haciendo pasantías, aprendiendo y asimilando la cultura de cada lugar. También enriqueció su experiencia lo que vivió en las barras de restaurantes de gran trayectoria de nuestra gastronomía nacional, además de ser formador para los programas de Diageo, Pernod Ricard así como Brand Ambassador de Pisco 1615.
Su vida daría un giro total cuando fue convocado para asesorar dos proyectos gastronómicos en Tacna, departamento histórico al sur del Perú que límita con Chile. Allí encontró una oportunidad única en la terraza desocupada del histórico Club Unión, un lugar céntrico y con carácter, de cien años de existencia, ideal para dar vida a su propio proyecto: Torino Bar Terraza.
Rodrigo lo define como un Bar-Gastro (no un gastro bar como solemos encontrar) porque el énfasis está principalmente en la coctelería clásica y de autor que desarrolla y ofrece. En esta apuesta fusiona la influencia italiana, con un marcado uso de aperitivos, con productos locales, creando combinaciones provocadoras. La cocina tiene la misma mirada ítalo-peruana desarrollada con la asesoría del chef Erick Díaz y ejecutada por el chef Roberto Causa. Pero Torino es más que comida y bebida; su filosofía integra arte, coctelería, gastronomía, música y vinos nacionales y extranjeros, trabajando de la mano con artistas tacneños para el diseño y ambiente del lugar.
Como propietario y director creativo & operativo, Rodrigo sigue pendiente de los detalles y pensando en novedades para el lugar. En esta travesía lo acompaña un equipo de 14 personas que hacen de Torino un espacio que atrae a un público diverso, incluyendo locales y un notable flujo de visitantes chilenos. Así es que ya saben, si van por Tacna no dejen de visitarlo.
Publicado por Soledad Marroquín Muñoz en El Comercio.
