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sábado, noviembre 23, 2024

TODOS LOS SANTOS

TODOS LOS SANTOS
Soy de una generación que se salvó de usar gomina, había pasado de moda, tampoco usamos televisión, tenía poco tiempo de inventada, todavía no llegaba a Tacna y no supimos del Halloween, que puede remontarse hasta mucho antes del cristianismo, aunque reservada a los países nórdicos.
Tuve la suerte de disfrutar de juegos grupales, todos los días a veces con pelota, otras veces a policías y ladrones y todos queríamos ser policías, a veces con las niñas, con trompos o bolitas, bata, canga o a saltar el cordel.
¡INMÓVIL! Gritaba alguien y todos quedábamos quietos, como estatuas y el que se movía salía del juego.
Las escondidas servían para que se vayan formando complicidades entre niños y niñas, romances de tímidas miradas.
Era suficiente informar que estaría en los jardines de las 200 casas entre las letras A y B ó C Y D ó en el jardín grande, en el avión, un nudo de enormes eucaliptos que trepábamos para desde allí bombardear al enemigo con pirulos.
– Permiso, voy a jugar con mis amigos
– ¿Dónde? ¿dónde vas a estar?
– Por el chirimoyo, jugando bolitas.
Las brujas y monstruos correspondían al atardecer, cuando cansados nos reuníamos en grupo y alguno de los mayores contaba una de esas historias de muertos que resucitan, diablos que aparecen en la noche o enanos asesinos. Annona cherimola es el nombre de la chirimoya que alguna vez tuvo ese árbol al costado del block B.
Con los naipes jugábamos al 7 ½ o golpeado y otros pasatiempos de salón eran ludo y monopolio.
El intercambio de revistas, comics, de Batman, Superman, Roy Rogers, El Llanero Solitario, Archie, Toby y La Pequeña Lulú eran un excelente entrenamiento para mejorar la lectura. Nos abrieron las puertas a la literatura universal.
La radionovela de Tarzán nos reunía en casa de los González, con enormes parlantes instalados gracias a las habilidades del papá de Hernán y Fernando y bizcochos con mantequilla que preparaba la mamá.
El día de la canción criolla es algo que inventaron en Lima y en ese tiempo estaba reservada para las peñas de la capital. Lo de Todos Santos, en cambio, significaba ir al cementerio a visitar a nuestros difuntos y el anzuelo eran las ramadas que se armaban a la entrada donde podíamos compartir anticuchos o picarones.
Seguramente fue la televisión la que promovió esto del Haloween y también de la canción criolla, lo del cementerio estuvo mucho antes, el 1 de noviembre la Iglesia celebra una fiesta por todos los difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de “todos los santos”.

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