TACNA LE DEBE UN MONUMENTO
AL PERIODISTA FEDERICO BARRETO
Fue Oscar Miro Quesada de la Guerra, RACSO, quien inmortalizó la frase: el periodismo, según como se ejerza, puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios.
Y cuando me pregunto por qué puede ser el más vil de los oficios, la respuesta la encuentro en aquellos irresponsables que atentan contra la honra de las personas, atribuyen conductas o delitos sin prueba alguna y condenan por igual a autoridades o ciudadanos que jamás cometieron el delito del cual son culpados, a veces en linchamientos mediáticos que arruinan la reputación de sus víctimas.
El veneno de la prensa es mucho más letal que el de las víboras. Contra la mordedura de las serpientes o de las arañas venenosas existen antídotos, pero contra el veneno de la prensa no hay manera de salvar a quienes caen en desgracia por el apresuramiento o tal vez por la mala intención.
Aquellos que venden información por dinero prostituyen y desprestigian una profesión que está siempre al servicio de causas nobles.
Inmiscuirse en la vida privada de las personas era algo que hasta hace algunos años estaba prohibido para la prensa, pero hoy día vemos que existen espacios dedicados exclusivamente a esa irresponsable actividad.
Se ha presentado el último 17 de setiembre en el Congreso un proyecto de ley, de la bancada del partido político que está en el gobierno, que pretende regular el contenido de los medios de comunicación y textualmente afirma que «El medio de comunicación es un servicio público de competencia de la nación en el que se encuentran comprendidos los derechos y libertades de los usuarios de estos servicios, el interés general, el principio de legalidad, el cumplimiento de los fines y deberes estatales, el funcionamiento eficiente y democrático de los contenidos”.
El proyecto no solo alcanza a los medios de radio y televisión, sino también al escrito y hasta los medios digitales, afectando a la libertad de expresión en el Perú.
Tenemos que estar atentos a lo que pueda suceder más adelante con lo que el gobierno pretende hacer respecto a los medios de comunicación.
Pero estamos aquí reunidos para rendir homenaje a quienes han hecho del periodismo la más noble de las profesiones, porque el periodista está dispuesto a sacrificar todo por salir en defensa de la alguna mujer maltratada, de un enfermo que necesita urgente ayuda, de un pueblo que necesita conocer la verdad, y por qué no, de un corazón no correspondido.
Ódiame por piedad yo te lo pido
Ódiame sin medida ni clemencia
Odio quiero más que indiferencia
Porque el rencor hiere menos que el olvido
Es la letra de un vals que seguramente han escuchado en las voces de grandes intérpretes que se atribuyen la autoría.
Y otra canción que seguramente conocen todos conocemos es aquella que dice
Desde que vi la luz mi pecho anida
dos amores: mi patria y mi bandera !
Por mi patria, el Perú, ¡yo doy la vida !
Por mi bandera el alma, ¡el alma entera !
El autor de estas canciones y de muchas más es el mismo periodista con el que Tacna tiene una enorme deuda. Es el cantor del cautiverio, Federico Barreto.
Cuando hablamos de Arequipa nos imaginamos el precioso Misti, cuando decimos Puno imaginamos el grandioso Lago Titicaca, con Iquitos el rio Amazonas, con Huaraz el Huascarán, con Trujillo Chan Chan y con Chiclayo Sipán, con Cusco Machu Picchu y con Ica las líneas de Nazca.
Cuando los peruanos hablan de Tacna se imaginan el paseo de la bandera, la procesión que nació inspirada en esa narración de Federico Barreto hace 120 años.
Desde el 28 de agosto de 1929, la ciudad palpita y se emociona con esa procesión, con el paseo de la bandera que se inspira en aquella crónica que cuenta lo sucedido el 28 de julio de 1901, cuando Tacna estaba en manos del ejército invasor.
Federico Barreto fue codirector del diario “La Voz del Sur”.
Fue autor de algunos extraordinarios poemarios y de ellos recuerdo seguramente igual que ustedes aquel que titula “Más allá de la Muerte”.
Es invierno, y una noche negra, fría y tempestuosa.
En la lúgubre capilla de un asilo monacal,
yace el cuerpo inanimado de una joven religiosa
que, agobiada por la pena se murió como una rosa
arrancada de su tallo por el fiero vendaval.
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Y en la última estrofa de esta gran poesía dice:
Está muerto y se diría que perdura su hondo duelo,
que repite entre los dientes: ‘¡Qué injusto eres Santo Dios!’
Está muerto. Le mataron el dolor y el desconsuelo.
No halló aquí a su prometida y a buscarla se fue al cielo.
¡Ya están juntos! Una tumba es la tumba de los dos.
Estamos en deuda con Federico Barreto, periodista, poeta y compositor que al igual que otros grandes periodistas le dieron prestigio a la profesión.
Por eso propongo que nuestra ciudad le dedique un monumento a Federico Barreto, que le haga justicia a quien tanto ha contribuido a la formación del espíritu de Tacna Heroica.
Tacna le debe un homenaje a los periodistas que durante el cautiverio tuvieron el valor de defender los valores patrios y con el merecido homenaje a Barreto podremos subsanar en parte esta omisión.