Pedro Castillo despachaba en la casa de Sarratea y Dina Boluarte tiene un hermano que despacha en su casa y un premier que perrea. No me equivoqué cuando dije que este es el mismo gobierno de Pedro Castillo, pero sin Pedro Castillo.
El alcalde de Nanchoc le canta happy birthday to you al hermanísimo y consigue 20 millones y de los contratos con las amiguis de Betito nunca más se supo.
En el ministerio de salud gastan un millón y medio en coffee break, en el de educación no pasa nada con los profesores del Movadef y en Petroperú sigue la pachanga con plata de todos los peruanos.
El ministro de economía jura que gastando más dinero va a reactivar la economía y no hace nada por generar confianza a los inversionistas, que son los únicos capaces de crear más fuentes de trabajo sin inflación. La caída de la recaudación fiscal comienza a sacudir el presupuesto público.
El problema con Dina y toda su corte es que tienen una visión estatista de la política, creen que es el Estado el que va a resolver los problemas de sobredimensionamiento del Estado y entonces contratan más gente para que solucione el problema. Es un perro que da vueltas tratando de morder su propia cola.
De los ministerios de Defensa y del Interior mejor ni hablar, son los muertos callejeros de todos los días los que hablan por ellos, son las hordas de El Agustino y de Gamarra las que enfrentan a los chamos.
En el ministerio de comercio exterior y turismo creen que son ellos los llamados a salir a pasear por el mundo, como en el congreso y en relaciones exteriores meten la pata estrepitosamente y entonces dan un paso al costado, cortito no más, no se van a su casa, aguardan otro nombramiento, una embajada diferente, más tranquila.
Este gobierno es un desastre no por no tener un plan de gobierno, es porque no saben siquiera que cosa es un plan.