Con el título de “LO QUE USTED NO SABE DEL PRESIDENTE TEMPORAL SAGASTI” encontré esta nota publicada en noviembre del 2020 en el portal de la Federación de Periodistas del Perú FPP, que reproduzco a continuación.
Por: Alejandro Capcha Hidalgo.Periodista.
Francisco Sagasti, actual presidente temporal, y su participación durante los oscuros días del terrorismo en Perú. «De Igual manera, las organizaciones de DDHH como la creada por los de inteligencia británica, Amnistía Internacional y la de Soros; Humans Right Watch, apoyaron la ofensiva terrorista contra Perú desde su inicio en 1980, redirigiendo los ataques internacionales contra el gobierno y sus fuerzas de seguridad por motivos similares. Ambos, Amnistía Internacional y Humans Right Watch trabajaban junto a uno de los voceros de los pro -terroristas como, Javier Diez Canseco. Amnistía Internacional exigió que el gobierno peruano debería ser obligado a entregar al vocero de los terroristas, JDC la identidad de todos los militares envueltos en operaciones de contrainsurgencia.
Durante la guerra, la intención declarada de las ONG es, era aislar al gobierno del Perú y cortar toda clase de asistencia internacional antiterrorista, una campaña que fue en buena parte exitosa. Cuando los terroristas fueron derrotados por el gobierno, dichas ONG es, lanzaron una campaña para ensuciar tal victoria. En su reporte anual de 1995, Amnistía Internacional puso a Perú entre los seis peores violadores de derechos humanos en el mundo y exigió que se enjuicie en masa a los oficiales de las FFAA, además de nuevos juicios para los prisioneros peruanos sentenciados por terrorismo en Cortes militares, incluyendo a la cúpula del MRTA y Sendero Luminoso.
Detrás de la política de apoyo al terrorismo, estaba el compromiso de la corona británica de partir a las naciones-estado de Latinoamérica a través de enfrentamientos étnicos. El artículo del 19 de dic. de 1996 del London Times que pintaba la toma de rehenes por el MRTA en Lima, como una amplia revuelta de indígenas de los Andes -absolutamente absurdo- refleja el empuje de esa política subyacente. Una red de ingenieros sociales capacitados por británicos, pasaron décadas en Perú para convertir esa mentira -disputas étnicas- en una realidad.
El jefe de la división psiquiátrica del proyecto era el peruano Max Hernández, graduado de la Escuela Comunitaria de Salud Mental de Londres-Clínica Tavistock (fundada por la División de Guerra Psicológica de Inteligencia Británica) ex vicepresidente de la Asociación Internacional de Psicoanálisis, British Council Acholar y profesor por décadas de la UNMSM Centro de reclutamiento Senderista. Durante los 70’s Hernández fundó el Seminario Interdisciplinario de Estudios Andinos-SIDEA, que produjo estudios sobre mitos indios y rebeliones, el uso de drogas en rituales indígenas en tiempos modernos, psicotrópicos y perfiles basados en la raza de variados grupos étnicos, todo lo cual argüía que Perú no tenía identidad nacional y por tanto debería ser deconstruido en sus componentes raciales.
Cuando el gobierno de Fujimori encaminó al Perú hacia una guerra contra el terrorismo el 5 de abril de 1992, la División de guerra psicológica británica se reimplementó para ver la forma de traer abajo el gobierno de Fujimori. La operación fue encabezada por dos operadores capacitados en Tavistock, Max Hernández y Francisco Sagasti, jefe de planeamiento global estratégico del Banco Mundial. Sagasti dejó ese puesto para regresar al Perú y junto a Max Hernández encargarse del Think-tank AGENDA-Perú en oposición al gobierno de Fujimori. Sagasti fue capacitado por los máximos teóricos de Tavistock (Fred Emery, Eric Trist y Russell Ackoff), mientras enseñaban como Profesores visitantes en Warthon School de la Universidad de Pensilvania, sede no-oficial del Tavistock Institute en EEUU.
Sagasti adoptó el marco de trabajo conceptual «teoría de la turbulencia social», de cómo la introducción de un ambiente abrumador de caos impredecible, con el tiempo puede ser usado para con el tiempo forzar un «cambio de paradigmas», dentro del panorama de los seres humanos afectados -psicosis colectiva-. El trabajo de Sagasti se concentró en el diseño de nuevas instituciones, ONG es, internacionalmente estructuradas, usados para «darle sentido al aparente caos y al creciente ambiente turbulento». En 1988 mientras trabajaba en el Banco Mundial, Sagasti predijo que Perú se enfrentaba a dos extremos: un baño de sangre con años de matanzas o dividirlo en varios territorios dentro de un país, como el Líbano.
Abril de 1992, Sagasti se concentra en dirigir sus esfuerzos para traerse abajo el gobierno de Fujimori. En una audiencia ante el Subcomité de Asuntos del hemisferio occidental del Congreso de los EEUU, marzo 10 de 1993, Sagasti testificó, que «el gobierno autoritario de Fujimori se había convertido en gran riesgo para las relaciones del turbulento mundo de la política interna» y exigía que EEUU canalice fondos a las ONG es peruanas para contrarrestar la concentración del poder en manos del gobierno. Perú, dijo Sagasti, debe verse como un «laboratorio social» de
importancia internacional. Un mes más tarde Sagasti y Hernández fundaron el Foro Democrático, una estructura para unir a los líderes de la oposición contra Fujimori. La estrategia guía del Foro Democrático, aún en operaciones, fue de Sagasti y consistió de un seminario de dos días en Woodrow Wilson Center de Washington DC. del 1 al 2 de junio de 1993. Evento que reunió a los más renombrados expertos en terrorismo del Perú. En ese seminario de varios expositores, se asumió que, si el terrorismo no renacía, el gobierno de Fujimori seguiría disfrutando del apoyo popular y despreciarían el «proyecto democrático» de la oposición.
Sagasti, quien lideraba el panel de Política y Gobernabilidad argumentaba que Perú enfrentaba un momento cambio cultural, que requería que los peruanos de 40 a 50 años de edad y más jóvenes, deberían ser sometidos a una suerte de «proceso de desmontaje social». El rol de los psiquiatras como Max Hernández era, como el afirmó, proveer «guía social» y proveer las «peculiares necesidades psicológicas» de la gente forzada a través de este «proceso de aprendizaje». Tomado como rehén en diciembre 17 de 1996 -Embajada de Japón- Sagasti emergió como vocero del MRTA hasta su liberación en diciembre 21. Después de atacar al presidente Fujimori y alabar la «sofisticación» de sus captores, Sagasti dijo del jefe del comando de MRTA, Néstor Cerpa Cartolini: “Un tipo interesante con quien te puedes reunir y le pagarías un trago para continuar conversando”.