De tanto trabajar con las noticias el mismo se convierte en noticia con su andar prudente, así como los comentarios que hace a diario sobre aquello que más interesa a los oyentes.
Su persistencia en la tarea de informar le abrió un camino que ha sabido transitar con la seguridad de llegar tan lejos como las decenas de años se lo han permitido, para calar hondo en el corazón de una audiencia que lo acompaña fiel como su personal apego a la verdad.
Fax es el nombre de una publicación impresa en couche y a todo color, que en su última edición dedica todas las páginas a describir algo de lo que ocurre con los hombres de prensa en la ciudad de Tacna.
Cuenta anécdotas y el rápido tránsito de los diarios tradicionales a la revolución que vivimos en estos días con la aparición de nuevas tecnologías.
Fax, precisamente alude al facsímil, que en su momento introdujo la transmisión de documentos por teléfono, escaneados y que eran recibidos en una impresora que reproducía tal cual, textos e imágenes, que llegaban de otras latitudes.
El Fax de Roice es el infaltable emprendimiento de periodistas deseosos de llenar el vacío que dejan los periódicos tradicionales apurados en publicar la noticia del día, olvidando el recuento y análisis de los precedentes históricos.
Hacer periodismo en ciudades apartadas de Lima se convierte en una tarea heroica que pone a prueba, todos los días, esa vocación por navegar en el mar de las noticias sin más recursos que los propios brazos para remar con fuerza entre las engañosas aguas mansas que ocultan insospechadas tempestades.
Recuerda con cariño a los numerosos colegas fallecidos en los últimos años, como si una maldición hubiese castigado a esa generación que se va borrando de manera casi imperceptible para abrir paso a jóvenes periodistas que toman la posta con el optimismo que siempre acompaña a gente como Roice Zeballos, allá en el tercer piso de un edificio escondido en ese laberinto de calles tras el Mercado Central de la Avenida Bolognesi.