Es un dicho que expresa gráficamente indignación por algo, molestarse al extremo, siente rabia, está muy molesto.
El origen tiene que ver con una antigua tradición judía asociada con el duelo, la pérdida de algún ser muy querido,
La Biblia dice que “El rasgado de vestiduras por parte de David y sus oficiales tras la muerte de Saúl y Jonatán también era una señal de duelo”. “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y volved a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, lento para la ira y grande en misericordia” (Joel 2:12-13).
En otras palabras, rasgarse simbólicamente la ropa era bueno sólo si estaba acompañado de un cambio de corazón.