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sábado, noviembre 23, 2024

PRENSA Y ELECCIONES

El comportamiento de la prensa, la gran prensa, en la presente campaña electoral, ha demostrado una vez más que se trata de una especie en grave peligro de extinción.

Inicialmente mostraron, sin pudor alguno, su inclinación en favor de partidos políticos cercanos al gobierno que, pese a ese despliegue desproporcionado, apenas consiguieron pasar la valla electoral de manera sospechosa, sumando votos de actas cuestionadas.

La prensa está encarnada en la conciencia pública, como fuerza que dirige o desvía a los grupos y a los individuos .Ignoraron, al igual que las empresas encuestadoras, al candidato Pedro Castillo del partido Perú Libre, señalado hoy como favorito para ganar la segunda ronda electoral.

Keiko Fujimori, la otra candidata que pasó a la segunda ronda, tampoco figuraba como favorita y ha sido objeto de duras críticas por parte de estos mismos medios, durante más de 20 años, desde que cayó el gobierno de su padre Alberto Fujimori.

La culpan primero de los mismos crímenes que le atribuyen a su padre, como si los delitos fueran hereditarios y también del fracaso del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.  El veneno moral es infinitamente más terrible y pernicioso que el veneno físico.

Esa misma prensa aplaudió el golpe al parlamento dos veces. Primero con Vizcarra y después alentó asonadas callejeras para imponer a Sagasti.

Hoy, cuando afrontan una encrucijada producto de su absoluta falta de objetividad, cuando se dan cuenta que se puede venir eso que faltaba para consumar su extinción, realizan un giro de 180 grados. La mayor parte de estos mismos medios respalda la candidatura de Keiko Fujimori y se opone a las amenazas chavistas del candidato de la extrema izquierda.

Cuando el público se da cuenta de esta conducta voluble, inestable,  inconsecuente y veleidosa confirma entonces el denigrante apelativo de “prensa mermelera” que justamente algunos fujimoristas se encargaron de enrostrarles y ahora los comunistas les refriegan. Muy difícil y lento es extirpar los efectos del veneno moral.

Este peligroso intermediario entre el pueblo y el poder, practica la extorsión de forma más o menos disimulada y los partidos y gobernantes se ven asediados por sus acechanzas.

“No me defiendas compadre” es una frase popular que expresa la desautorización a alguien que de pronto se presenta como defensor, sin que nadie lo llame para hacerlo.

Más que un favor, los comentarios melosos y sobones de quienes ayer la criticaban le hacen daño a Keiko, que hizo méritos para llegar a la presidencia, pero un pasado fatal le devoró su juventud y ahora le está arrebatando el futuro.

El debate de mañana 30 de mayo será la última carta que le queda para la elección presidencial. Tendrá que demostrar su decisión de producir un cambio que de una vez resuelva el abandono de las provincias.

Varios gobiernos regionales incurren en actos de corrupción que desacreditan el proceso de descentralización y gran parte de la culpa la tiene un sistema que no les reconoce autonomía en la realización de sus proyectos. Están condicionados a aprobaciones burocráticas en Lima, que enturbian proyectos siempre vulnerables cuya solución empuja a incurrir en sobrecostos corruptos.

Durante años la prensa se ha dedicado a culpar a gobernadores y alcaldes provinciales sin detenerse a descubrir la raíz de un problema que sigue siendo el centralismo asfixiante, contra el que ahora las provincias de todo el país se están pronunciando.

La gran prensa nacional está cosechando lo que durante tantos años sembró con tanto empeño. Como todo en la vida, existen notables excepciones que salvan la dignidad del periodismo.

 

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