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sábado, noviembre 23, 2024

PRENSA MERMELERA

Según el periodista Miguel Ángel Gallado Ortiz, la palabra “mermelada” viene siendo estudiada por la Unidad Interactiva de la Real Academia de la Lengua Española, para designar a corruptos que abusan de su propio empleo o cargo para beneficiar a quienes les pagan con dinero o en especies y cualquier tipo de dádiva o compensación.

“El escaso, torpe y corto desarrollo de la criminalística para los delitos del periodismo deja en la impunidad los más descarados abusos del privilegio y el medio del periodista corrupto”.

Gallardo precisa que el término periodista mermelero surgió del periodista Juan Luis Cevrián y que su interés personal venía de su condición de Doctor en Filosofía, cursada en el Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política (Ética y Sociología).

Juan Luis Cebrián Echarri es un periodista, escritor y empresario, director fundador del diario “El país” de España, que dirigió desde 1976 hasta noviembre de 1988 y desde el 19 de diciembre de 1996 es académico de la Real Academia Española de la Lengua.

Defender a la prensa mermelera no es defender la libertad de prensa, es convertirse en cómplice de empresarios, constructores, que se encamaron con brasileños para engendrar gobiernos como el de PPK y Vizcarra.

Abogar por las huaripoleras no es defender la libertad de expresión, es cerrar los ojos al mal uso del dinero público para sostener mafias como el Club de la Construcción.

La prensa mermelera afirma protegernos de los fake news, cuando es de ellos que debemos cuidarnos, cuando es por realidades ocultas o mal contadas que la gente busca la verdad que encuentra en otros medios alternativos, como los que existen con éxito en las redes sociales.

Tienen el descaro de afirmar públicamente que son empresas y están en su derecho de defender sus intereses. Plop.

Cómo puede una mafia poner y sacar presidentes si no es con la complicidad de una prensa monocorde, producto de un oligopolio anacrónico dueño y mayoral de los principales medios de comunicación.

En vísperas de las elecciones aflora la consigna de los mismos titulares, como en los mejores tiempos del dictador Velasco Alvarado, cuando desde el Sinacoso, se impartía la orden para atropellar derechos humanos en medio de aplausos.

La prensa mermelera no es una cantaleta, es una neoplasia

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