Más de una vez escuchamos que se trata de “una verdad de Perogrullo” cuando alguien dice algo que no necesita decirse, es obvio, es evidente, ya fue dicho.
El diccionario define eso como una tautología, cuando se repiten palabras para expresar lo mismo o cuando repiten el mismo pensamiento con diferentes palabras, más de lo mismo.
El Perogrullo es una derivación de un personaje de fantasía, Pedro Grillo, Pedro Grullo, mismo rey del pleonasmo, de añadir frases enfáticas para insistir en lo dicho, “vuelvo a repetir”, agregar comentarios para convencer sobre una verdad que no necesita demostración.
Y en el escenario del espectáculo político de estos días tenemos a dos personajes que se diputan la corona de las perogrulladas.
Pedro Castillo es el más entusiasta, pero tiene al frente, de su mismo tallarín, de su misma tierra, de su mismo calibre, a un doctor que sentencia que “lo más importante en la vida, es la vida”.
Será que Chota los hizo así para el entretenimiento nacional o tal vez tienen muy bien disimulada otra vocación, confundida en los laberintos de etiquetas políticas que los unen y separan con el vaivén de un mar agitado por las corrientes de aire caliente del verano.
“Esta vez un gobierno del pueblo ha llegado para gobernar con el pueblo y para el pueblo” dice uno muy seriamente y el otro, para no quedar atrás le responde “antes de hablar voy a decir unas palabras”.
Tautología y pleonasmo no alcanzan para etiquetar tamaño despliegue y profundidad de pensamiento, duelo de ideas que nos introducen a nuevas escuelas filosóficas.
“Mi agradecimiento a Dios. A Dios porque me iluminó al fundar la universidad y al fundar la universidad, hoy estoy celebrando la fundación de la universidad” dice uno “Saga Falabella es un monopolio porque aglutina su economía para sacar un beneficio empresarial sin importarle el Estado”, responde el otro, con más conocimiento financiero, pero el otro no se queda callado y le replica “mientras no estés muerto, tienes vida”, pero para no quedarse le contestan “, “Yo no sabía en el inicio qué era una convención. En la práctica misma me di cuenta qué es, porque de ahí salía convencido”.