Desde el séptimo piso acompaño al sol, cada madrugada, en su lenta aparición y veo cómo va aclarando el paisaje, al fondo, en ese enorme nacimiento del San Cristóbal, cuando cientos de luces se apagan poco a poco para confirmar que comienza un nuevo día, maravilloso como asombrosos son siempre los que nos toca vivir.
Hay una epidemia, abundan ladrones y traición es lo primero que aprenden algunos políticos, no importa. Abro los brazos, respiro hondo y agradezco seguir con vida y disfrutar un nuevo amanecer.
Le doy comida a la gata y a los periquitos australianos y veo en la esquina un muchacho esperando a una chica que llega apurada, con ropa deportiva, para emprender juntos la carrera contra un destino incierto.
Son jóvenes ilusionados que tampoco se distraen con todo lo malo, viven felices y contagian optimismo, aprecian los bellos momentos del amanecer y disfrutan la hermosura de los primeros minutos de un nuevo día.
Es admirable y no me deja de sorprender la forma como escapa la noche, se diluye, se disuelve para dejar paso libre a las personas, como esos jóvenes que se aman y aman la vida, la mañana y el mañana.
Un día a la vez nos toca vivir y gozar el encanto de las horas, la ilusión de los minutos y el asombroso poder de la mente para detenerse, observar y disfrutar de estos momentos que motivan más que una sonrisa.
Estoy rodeado de orquídeas de llamativos colores, algunos bonsáis, elegantes anturios de rojos intensos, buganvilias lilas y rosadas, un cartucho ahora marchito, helechos colgantes, una fila de pequeños maceteros con vistoso cactus y varias otras plantas que se alegran cada vez que sale el sol.
Después de mucho tiempo y cuando pensaba que nunca podría suceder, floreció la orquídea del Brasil y perfumó el ambiente con la fragancia diferente de un aroma seductor. Pasó igual con la que un día trajo del Cusco Walter Padovani.
Las plantas dan esas sorpresas y alegrías con flores alegres y llamativas y despliegan esos perfumes a veces intensos o sutiles para demostrarnos la bondad del nuevo día.
No temo vuelva la noche, se oculte el sol y se ilumine al fondo ese nacimiento de focos amarillos. Sé que temprano volverá la luz de la mañana con sus miles de parejas jóvenes que saldrán optimistas a recibir su destino.