Obvio es un adjetivo que últimamente, por la voluntad general de los pueblos se está convirtiendo en algo más. Yo obvio, tú obvias, él obvia, nosotros obviamos, vosotros obvias, ellos obvian.
Obvio es aquello que no necesita mayor explicación, es evidente y mis amigos lingüistas explican que proviene del latín obvius y está compuesta de dos sílabas: ob = de, delante y vio, via = camino.
Todos usamos, abusamos y estrujamos esta palabra cada vez con más frecuencia, para decir algo que no necesita decirse, anoche despedimos el 2021 y hoy comenzamos el 2022.
El gobierno interviene mediante el Sunedu en el funcionamiento o no de las universidades, públicas y privadas, que después eligen representantes ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
La Junta Nacional de Justicia, nombrada por el gobierno, nombra y destituye a jueces y fiscales que a su vez nombran delegados ante el JNE.
El poder judicial tuvo mucho que ver con la imposibilidad de nombrar un delegado del colegio de abogados ante el JNE.
El JNE fue duramente cuestionado por su sospechosa actuación, por decirlo suavemente, en las últimas elecciones.
En octubre debemos tener elecciones regionales y municipales y me pregunto si serán conducidas por el mismo JNE.
Si las elecciones son conducidas por los mismos jurados, nacional y provinciales, vamos a tener, otra vez, más de lo mismo, será una redundancia, un pleonasmo.
¿Serán los mismos funcionarios de la Oficina Nacional de Procesos Electorales y de la Reniec, comparsas del JNE?
Habrá la misma falta de transparencia, volverán a ocultar padrones y anular mesas “inconvenientes” y el resultado será el mismo o peor.