Las condiciones para que Rafael López Aliaga gane las elecciones municipales en Lima son inmejorables. No tiene quien le reste votos de la derecha, Fuerza Popular no presenta candidato a la alcaldía de Lima y el Jurado Nacional de Elecciones se encargó de eliminar la lista de Avanzas País.
María Elena Soto, la solitaria candidata a regidora que quedó en Avanza País le restará votos a Elizabeth León del Frente Esperanza, las dos únicas mujeres.
En la izquierda y aliados del gobierno se roban votos unos a otros, Forsyth de Somos Perú a Daniel Urresti de Podemos, Yuri Castro de Perú Libre a Omar Chehade de Alianza para el Progreso y a Gonzalo Alegría de Juntos por el Perú. Varios pelados pelean por el mismo peine.
Si algún temor debe tener López Aliaga es al sistema electoral en manos de cuestionados funcionarios que se amparan en arbitrarias decisiones y observadores de la OEA, expertos en degustar licores, mientras el resto acatamos una ley seca de transparencia.
La última vez solamente degustaron la calidad del pisco peruano y no dudo vuelvan a lo mismo si mismos son los representantes de esa cofradía internacional estructurada para el fraude.
Votaré, como generalmente me sucede, resignado a no tener más opciones. Esta vez por el único que se muestra opositor a un gobierno plagado de corrupción, incompetencia y sectarismo, vinculado a mafias de la izquierda radical emparentadas con grupos subversivos y personajes violentos.
Porky es el único capaz de repetir incansable que tenemos un gobierno plagado de integrantes o ex integrantes del Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef) organismo de fachada de Sendero Luminoso.
La votación del domingo, cuando menos en Lima, será un plebiscito para escoger entre un alcalde condenado a arrodillarse al poder por rentas municipales o un férreo opositor que haga prevalecer las leyes y gestione en otras ventanillas lo que requiere Lima para salir de la postración en la que se encuentra anclada desde hace varios años.
Porky tiene la mesa servida, falta que algunos electores lo entiendan así o tendremos que lamentar en los próximos años haber dejado pasar la oportunidad de repudiar a un régimen que está llevando el país a la ruina económica, moral, social y política.
Está muy claro que el candidato del partido Perú Libre estará en la cola de las preferencias electorales, salvo que otra vez funcione la maquinaria que catapultó a Castillo. La votación de mañana será una prueba más de la orfandad popular del partido de gobierno.