La expresión tiene origen en el lenguaje taurino, desde una época cuando estilaban reservar la presentación del mejor toro en el quinto lugar de la corrida.
El toreo, la fiesta taurina, depende en gran medida de la calidad de los animales razón por la que existe la crianza especializada en toros de lidia.
Son toros que se caracterizan por su bravura, para atacar y defenderse, por su gran tamaño y velocidad para desplazarse, garantizan que darán pelea.
El torero puede ser muy bueno, pero si le toca un toro manso, que no ataca, no agrede, ni embiste entonces no habrá lucimiento ni emoción y puede llegar al extremo de rehuir al matador.
Son los toros más bravos los que brindan los mejores espectáculos taurinos y el más bravo, se acostumbró por mucho tiempo, sea el quinto de la tarde.
Del mundo taurino saltó al lenguaje corriente y la expresión se usa para sugerir se insista varias veces hasta conseguir el objetivo, a la quinta vez seguramente lo conseguirás.