Es un dicho se usa para reconocer que perdió, le hicieron morder el polvo de la derrota. Es el resultado de una contienda, una lucha, una pelea, uno de ellos terminará mordiendo polvo.
El origen tiene que ver con una vieja costumbre entre los soldados españoles, vencidos o heridos, en la Edad Media y sabiendo que están próximos a morir acostumbraban a besar un puñado de la tierra que estaban pisando.
Nada tiene que ver con la expresión “echarse un polvo” que se origina en la moda de aspirar polvo de tabaco por las vías nasales. Para ello buscaban un lugar apartado debido a que eso originaba fuertes estornudos que incomodaban al resto.
La costumbre de apartarse del centro de la reunión, para ir a otra sala, comenzó a ser aprovechada para encuentros furtivos entre los amantes.