Es preferible conformarse con aquello que pudimos conseguir, que puede ser poco, pero mejor que arriesgar todo por una posibilidad que fácilmente escapará de nuestro alcance.
Por ambicionar algo mejor podemos perder aquello que conquistamos y costó conseguir.
La tentación de algo muy grande, fabuloso, inmenso, puede cegar nuestro raciocinio y es el caso de los jugadores compulsivos. Ellos arriesgan todo lo que disponen por un pozo que se anuncia millonario, pero difícilmente podrán alcanzar.
Dejar algo seguro por una posibilidad de mejora económica o laboral implica un riesgo y un riesgo trae consigo un peligro, una amenaza, aunque también una ventura.
Se trata de un dicho explícito, fácil de entender, proviene del proverbio latino ‘Est avis in dextra, melior quam quattuor extra’, que significa mejor ave en la mano diestra que cuatro fuera de ella.
Le da un especial valor a aquello que es seguro, sobre lo que no es seguro.