Algunos se proclaman marxistas-leninistas-mariateguistas, pero no comunistas, una falacia deliberada, contradictoria, atorrante.
Marxista es aquel que ha estudiado y sigue los postulados reunidos en la obra cumbre de Karl Marx y Federico Engels “El Manifiesto Comunista”. Prender ser marxista pero no comunista es como querer ser comunista sin ser marxista.
El comunismo es una filosofía política, económica y social que busca eliminar la propiedad privada y establecer la propiedad estatal de los medios de producción para que no exista una división entre ricos y pobres.
El marxismo-leninismo es el tipo de comunismo resultante de la revisión por parte de Lenin de los postulados del pensamiento marxista. Esa fue la identidad ideológica de Rusia y la Unión Soviética.
El marxismo como teoría económica fracasó en todo el mundo, tanto la interpretación rusa con Lenin como la china con Mao Tse Tung.
La caída del muro de Berlín marcó el fin del comunismo en el mundo. Junto con Rusia abandonaron ese fracasado sistema de gobierno Alemania Oriental y decenas de países ubicados tras la cortina de hierro.
China abandonó su dogmatismo comunista para abrir las puertas a la inversión privada y esconder las teorías económicas de Karl Marx. Conserva en parte algunos dogmas que se remontan más a su tradición mongol.
El marxismo-leninismo-mariateguismo es la revisión de los postulados marxistas leninistas con la visión que tuvo del Perú José Carlos Mariátegui, uno de los primeros en abrasar el marxismo en nuestro país.
Los siete ensayos convertidos en una suerte de biblia roja criolla, comienzan por pintar una visión idealizada y colectivista del imperio incaico y no de un imperio formado con la misma violencia que usó Gengis Kan, el conquistador mongol.
Los conquistadores castellanos hicieron lo que hicieron gracias a la complicidad de sobrevivientes de culturas sojuzgadas por los incas. Prefirieron la forma de vida de los españoles que la que tenían en ese momento con los incas y es la razón por la que lucharon contra ellos.
La idea de un imperio incaico colectivista, poco menos que comunista, es la historia como la cuentan los maestros del Sutep y del Conare, es la tergiversación de nuestro pasado, el ocultamiento de la verdad, el gran cuento nacional, la historia muy mal contada.