El 15 de febrero María Elena pasó la mañana en la Playa Paraíso Azul con sus hijos, un sobrino y una amiga. Los acompañaba además su resguardo personal, el SO3 Roger Bocanegra Gómez. En la playa permanecieron hasta las cinco de la tarde y aproximadamente una hora después se dirigieron a la pollada.
Después de dejarlos en la puerta del local, el automóvil Volkswagen azul alquilado se estacionó pocos metros más allá. En el carro sólo quedó el chofer y el policía se ubicó en la esquina más próxima. A los pocos minutos, una joven vestida de polo blanco y falda floreada se acercó al policía sonriente y, de improviso, le disparó hiriéndolo en el pecho.
El herido dio varias vueltas en el suelo, sacó su arma y comenzó a disparar, pero sin dirección específica. Después, rodó hasta debajo de un auto estacionado. Entonces, un subversivo le arrojó una carga de dinamita que no llegó a estallar. El policía, aprovechando la escasa iluminación, logró alejarse.
María Elena estaba muy animada y departía con los organizadores. Cerca de ella estaban sus hijos y la compañera que los cuidaba. De pronto, mientras otros hombres armados disparaban, vio que una mujer y un hombre se le acercaban y se dio cuenta que venían por ella. Entonces, alcanzó a advertir a las mujeres que se tiren al suelo. Dijo: “Vienen por mí, a matarme”. Sus hijos se agacharon junto a la mujer que los cuidaba. Ella les indicó: “Tápense la cara porque su mami va a escaparse”.
La mujer disparó contra María Elena en el pecho y la cabeza. Cuando cayó al suelo, sus asesinos la arrastraron hasta la salida donde le colocaron aproximadamente cinco kilos de explosivos. La explosión destrozó su cuerpo y sus restos quedaron esparcidos en un radio de cincuenta metros aproximadamente. La confusión era total. Cuando los hijos de Malena levantaron la cara, dijeron: “Mami logró escapar” y salieron corriendo por la parte de atrás del local.
En la actividad había aproximadamente treinta personas y como resultado del atentado también resultaron heridos los vecinos asistentes a la pollada, Amelia Vela Yersa, Pedro Jaime Penique, Beatriz Chileno Guitollanos, Rafael Martínez Gamboa y Ángel San Martín Llanos, quienes tuvieron que ser intervenidos de urgencia en el Hospital María Auxiliadora. Entre la confusión reinante todos huyeron en diferentes direcciones y no todos se dieron cuenta de lo ocurrido con María Elena. Más tarde, cuando se procedió al recojo de sus restos se percataron de la dimensión de lo acontecido. Sólo una vez efectuada la reconstrucción de los restos en el mismo local comunal, el chofer Víctor Chocano reconoció que correspondían a María Elena. (Comisión de la Verdad- pags. 618-19)
César de los Heros, Nivardo Vasni Córdova Salinas y 24 personas más
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