La perdiz es pariente de las gallinas, tienen el cuerpo grueso y puede medir 40 centímetros de largo, su carne es muy apreciada en Europa, Asia y África razón por la que su cacería puede convertirse, a ratos, en un cruel deporte.
Una de las tácticas es rodearla, presionarla por distintos frentes de modo que en la desesperación de su huida termina mareada y más fácil de ser atrapada.
Ese sistema, esa táctica sufrió una metamorfosis para convertirse en un dicho que se identifica con actos dilatorios. También se le conoce en el Perú con la palabra “mecer” que significa que una persona o expediente va de un lado a otro, como con la cuna de los bebes.
Marear la perdiz es algo que se escucha con frecuencia en los pasillos judiciales, congreso de la república y ministerio de economía. Marear la perdiz es hacer perder intencionadamente el tiempo en rodeos, circunloquios o dilaciones que retrasen u obstaculicen la resolución de un problema.
A militares y policías en situación de retiro les deben los devengados, que son derechos a una retribución ganada que no ha sido honrada por el Estado, es el empleador. Reclaman esto mismo desde hace tiempo, pero hay gente en el gobierno empeñada en marear la perdiz.
Lo mismo está sucediendo con los familiares de las víctimas de la violencia desatada tras la caída de Pedro Castillo, hace un año. Familiares de militares, policías y civiles afirman que los están meciendo, alguien está empeñado en marear la perdiz.