Vlado tenía su propia teoría acerca de la voz, me explicó que las personas hablamos de distinta manera: algunos con la boca casi cerrada, con los dientes; la gran mayoría abriendo la boca y el sonido sale desde la garganta, otros lo hacen desde el estómago y esos son los actores, pero unos pocos hablan desde más abajo, desde el alma y consiguen transmitir sonidos y emociones.
A este último grupo pertenecía Marcos Torres Sibina, un locutor de la selva, del Amazonas, de Iquitos, charapa y durante años promotor de las fiestas de “San Fuan” en su club departamental en Lima.
La producción de los titulares de “El noticiero del 9” demandaba horas y el concurso de varias personas. La redacción la alternaban Enrique Vals y Jorge Merino.
Un sonidista y un editor estaban atentos a las indicaciones de Marquitos, que encerrado en la cabina se tapaba un oído con una mano y con la otra sostenía el papel para una actuación en la que se le iba la vida, a ratos parecía arrodillarse para finalmente exhalar un “Hoy… 30 de marzo de 2021……”
Su voz era gruesa, potente, imponente, llamaba la atención e impuso un estilo que rápidamente fue copiado por otros canales prisioneros de la rutina.
La edición superaba ampliamente a la competencia, que no entendía las ventajas de los nuevos equipos. Los insertos de audio e imagen permitían por primera vez, combinar la voz de una locución profesional con los sonidos originales de la escena principal de la noticia y las tomas de los momentos más impactantes.
Años tardaron otros canales en percatarse primero y adquirir después estos equipos, que en su momento revolucionaron la producción de los noticieros de televisión.
Mucho tiempo después de trabajar juntos lo encontré en una cola en la oficina de personal del canal. Salimos juntos a disfrutar de unos platos de chifa y me contó que lo habían sacado de vacaciones por tres meses, debido a que durante años prefirió seguir trabajando y no hacer uso de su descanso de ley.
Estaba triste, apenado y sentía que la empresa no valoraba su esfuerzo y entrega por hacer del programa, como efectivamente fue, el mejor espacio de noticias de la televisión peruana, durante varios años. Aplastó a los antiguos noticieros que seguían editando por corte.
Al poco tiempo supe que le dio un infarto y nos dejó, me temo por decisiones imprudentes que suelen cometer cada vez que aparecen nuevos dueños, gerentes y jefes de personal.