Adolfo Emanuel Labarthe Arispe y Sandra Rocío Veramendi Pompilla eran tal vez los únicos hermanos del Movimiento Misionero Mundial, que encontré cuando ingresé a Radio Bethel y continuaban al momento de retirarme.
Sandra era la productora y conductora de diversos programas de entrevistas que buscaba la participación de expertos en temas que tenían que ver con la coyuntura social o política.
En el Congreso de la República y algunos medios de comunicación social, existe una agenda ideológica que ni la pandemia ha conseguido postergar y necesita ser atendida.
El aborto, matrimonio homosexual, legalización del consumo de drogas, currículo escolar, feminicidios, machismo, feminismo, sexo con menores de edad, libertad religiosa, la familia o la verdad de la Biblia, eran preocupación de una periodista autodidacta que no dudó en estudiar técnicas de producción de tv para avanzar en una carrera que descubrió en la radio.
Por eso se trasladó después al área de Televisión y participar en la producción y conducción de los primeros noticieros, desde otro local, en Barranco y a donde acudía semanalmente para apoyarla con mis comentarios.
Manuel, en cambio, se inclinó por explorar y desarrollar el área visual de la radio, con modernos equipos que colocaron a la emisora en las redes sociales.
Es periodista profesional nacido en Arequipa, criado en Tacna y con un enorme potencial en el futuro de los medios de comunicación cristianos, que requieren de profesionales de la comunicación con vocación y convicciones religiosas.
Manuel y Sandra son dos ejemplos que marcan la pauta a las nuevas generaciones de comunicadores, que seguramente darán mucho que hablar cuando termine la emergencia sanitaria y Bethel vuelva por sus fueros, con nuevos programas para sus miles de oyentes. En dos palabras, grandes pioneros.