Ahora que familiares del presidente Pedro Castillo deben hacer frente a investigaciones fiscales debido a que estarían directamente implicados en diversos casos de corrupción, resulta pertinente recodar que no es un caso único en nuestra historia.
Fernando Belaúnde es citado siempre como ejemplo de gobernante honesto y efectivamente lo fue, pero tuvo también amigos y parientes que resultaron implicados en sonados casos de corrupción, uno de los cuales es el tema de la nota de hoy.
Fernando Cháves Belaúnde fue un ingeniero civil, primo hermano del arquitecto, hijo de Luis Alberto Cháves Belando y Dolores Belaunde Diez Canseco, reemplazó a Eduardo Orrego en el ministerio de Transportes y Comunicaciones cuando este último fue elegido alcalde de Lima.
La compra de dos naves inservibles, Mantaro y Pachitea, por 73 millones de dólares para la Compañía Peruana de Vapores pasó a convertirse en ejemplo de lo mal administrador que puede ser el Estado en aspectos navieros.
Sandro Arbulú era el gerente de la empresa estatal que adquirió los buques en astilleros italianos a nombre de Witan Enterprises Inc. Y Woodmeres Enterprises Inc constituidas por él mismo y subsidiarias de los bancos American Express Leasing Corporation y Chemco International Ltd respectivamente.
El contrato establecía el pago de 48 millones 300 mil dólares y cinco meses después esas empresas firmaron un contrato de alquiler de las embarcaciones a la CPV.
Ambos buques debían llegar al puerto de Ilo pero presentaron fallas antes de llegar a su destino y un año después el gobierno decide suspender el pago del alquiler de las naves inservibles.
La justicia procesó a los responsables, pero Arbulú fugó y nunca pagó por su culpa y los ministros de Economía y Finanzas, Carlos Rodriguez Pastor y Fernándo Chávez Belaúnde de Transportes y Comunicaciones, se salvaron de la cárcel debido a que según la justicia las faltas habían ya prescrito.
El Mantaro y el Pachitea fueron canibalizados y fondeados, nunca sirvieron para nada.