No fue una, fueron varias veces que se les presentó la virgen a los tres pastorcitos en la Cova da Iria, en Fátima, Portugal y es por eso que el 13 de mayo los católicos la recordamos y oramos por ellos.
Lucía dos Santos de diez años y sus primos Jacinta de seis y Francos Marto la vieron varias veces, pero antes tuvieron un periodo de preparación, con un ángel que se les presentó tres veces para enseñarles a rezar.
Un periodista ateo, Avelino de Almeida, narra lo que sucedió después, cuando una multitud de 70 mil personas se reunió en esta fecha y ocurrió algo que asombró a todos, comenzando por él mismo. Reproduzco el último párrafo de esa historia:
“Inmediatamente las gentes se preguntan unos a otros si han visto alguna cosa y qué es lo que han visto. La mayor parte confiesan que lo que han visto es el movimiento o la danza del sol; otros afirman haber visto el rostro sonriente de la Virgen, o juran que el sol ha dado una vuelta sobre sí mismo, como si fuese una rueda de fuegos artificio que ha descendido hasta quemar la tierra con sus rayos… Alguien dice, en fin, que ha visto cómo cambiaba sucesivamente de color..” “yo lo he visto, yo lo he visto concluye Almeida”.
La aparición de Nuestra Señora del Rosario de Fátima en 1917 dio origen a lo que hoy es uno de los centros de peregrinación más importantes del mundo.
¿Para qué se presentó la virgen? Es la pregunta que responden rápidamente quienes afirman que entre las predicciones anunció la guerra mundial que castigó Europa por varios años.
La virgen reclamaba el rezo del rosario y la penitencia como camino de reparación por los pecados de la Humanidad. Paulatinamente, los niños experimentaron una transformación profunda, basada en la práctica de la oración y de ejercicios de piedad.
Miles de milagros son atribuidos hoy a la Virgen de Fátima.