La vida de Leoncio Prado parece extraída de un libro de aventuras. Cuando apenas tenía 14 años de edad se incorporó en la expedición del Almirante Tucker, que tenía por misión explorar los ríos de la amazonia y estando en Pozuzo parte con otros dos expedicionarios a explorar el río Pachitea.
Debían hacer un plano topográfico de los ríos Mayro y Pachitea cuando en el trayecto se cruzan con la expedición del sabio Antonio Raimondi y luego la frágil canoa en la que viajaba toma rumbos completamente desconocidos y se perdió durante varios días.
Al enterarse de lo sucedido es Raimondi quien decide enviar gente a buscarlo y lo ubican en un campamento de indios Campas, que lo habían encontrado vagando en la enmarañada selva.
Ellos le curaron las heridas producidas por toda suerte de alimañas y mosquitos y lo salvaron de la muerte. Luego de reincorporado a la expedición inicial llegó hasta Iquitos, donde fue incorporado a la Flotilla Fluvial de la Marina de Guerra del Perú hasta que regresó a Lima a completar su educación.
Posteriormente viaja a Richmond, Estados Unidos, a seguir estudios pensionado por el Estado, cuando gobernaba Manuel Pardo y Lavalle, primer presidente Constitucional del Perú que no provenía de las filas del Ejército del Perú.