Usamos la frase hay gato encerrado no para denunciar que alguien tiene al gatito Luty bajo cuatro llaves, sino para advertir que algo se esconde tras un ofrecimiento que aparenta ser ventajoso, una ganga.
Decimos hay gato encerrado cuando sospechamos un fraude, una estafa, una maniobra dolosa, una trampa que a la larga nos va a perjudicar, cuando las cosas no son como aparentan ser.
Hay gato encerrado, decimos, cuando adivinamos que esconden una maniobra para conseguir malamente una meta y están dispuestos a cualquier cosa con tal de alcanzarla.
Cuando el gobernante es poco transparente, se reúne a escondidas, no da cuenta de sus actos, actúa sospechosamente, de manera clandestina, entonces la gente dirá que en esa reunión hay gato encerrado.
El origen del dicho se remonta a cuando usaban piel de gato para fabricar unas pequeñas bolsas, precursoras de billeteras y monederos de nuestros días.
Para evitar ser víctimas de robos, debido a que eso de la inseguridad ciudadana es tan antigua como andar a pie, entonces escondían la bolsa de piel de gato.
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos,
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos. (Quevedo