Para algunos, frotarse las manos es un gesto de satisfacción anticipada, algo así como el anuncio que algo bueno está por suceder.
Simula un gesto propio de los gatos que gustan frotarse las patas delanteras y por ejemplo amasar el sitio en el que luego dormirán la siesta, el resto del día. Otras veces lo hacen después de haber comido.
Los entendidos sostienen que de esta manera sueltan feromonas y marcan su propiedad.
En los seres humanos, frotarse las manos está asociado a la inminente alegría que producirá un acontecimiento que está por ocurrir, va a llegar, lo va a favorecer.
Se frotan las manos los comensales de un banquete como lo hacen en la cola del cajero quienes cobrarán una fuerte suma de dinero.