“Nosotros, los fiscales, solo debemos actuar guiados por la ley y no por el mandato de ningún capataz, que nos dicte lo que debemos de decir o hacer”, dijo la Fiscal de la Nación Patricia Benavides en la más dura, frontal, abierta y desembarazada crítica a dos fiscales sospechosos de estar implicados en un complot para defenestrar una vez más a la máxima autoridad dentro del Ministerio Público.
Que les digan que actúan por mandato de un capataz suena a Barata, al empleado de Odebrecht que impone acuerdos secretos para librar de culpa a la mafia brasileña.
¡Qué vergüenza!
Esta vez la Fiscal Benavides no se anduvo con rodeos y les dijo “Lamentablemente, hay quienes malentienden la función fiscal y que movidos por dictados extraños y ajenos al mandato de la ley utilizan las facultades que tienen para venganzas personales o satisfacción de intereses políticos”.
Los fiscales aludidos, todo el país los conoce, todos sabemos a quién se estaba refiriendo. No hay necesidad de publicar sus nombres, son capaces de cualquier maniobra para distraer a la opinión pública.
“Como fiscales, sabemos que nuestro trabajo debe ser objetivo, silencioso y discreto, sin ningún tipo de apasionamiento”, les volvió a remarcar para que conste y quede bien clara la razón por la que les llamaba la atención en forma pública.
“Las investigaciones no pueden ser eternas porque ello abre las puertas de la impunidad, por eso siempre he actuado y exijo celeridad de resultados con objetividad sin apasionamientos” manifestó para que no queden dudas que les llama la atención, por esa lentitud que el país denuncia y protesta.
Las críticas estuvieron dirigidas a los mismos fiscales que llevan vida de millonarios cuando en la actividad privada no ganarían nunca las fortunas que amasan gracias al cargo público que ejercen y deberían dejar.