Por Antero Flores-Araoz
Parlamentarios del Partido Perú Libre, han presentado proyecto de ley para cambiar el nombre al “Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables” por el de “Ministerio de la Familia y Poblaciones Vulnerables”.
Pues bien, se armó la batahola y desde la ministra del sector, pasando por organizaciones feministas, y muchas damas de reconocida versación y prestigio, alzaron su voz de protesta para que no se apruebe el proyecto de ley y el ministerio siga con su actual denominación.
El argumento principal es que el ministerio al que nos referimos dejaría de cautelar los derechos de la mujer para asumir los de la familia, lo que a nuestro parecer es erróneo, ya que lo que se pretende es agregar a las labores de tal ministerio su preocupación y garantía a los derechos de la familia, por supuesto sin descuidar los de las damas.
Desde los tiempos de María Jesús Alvarado Rivera, Zenaida y Dorlisca Moselli Conroy y diversas otras precursoras de los derechos de la mujer en nuestra patria, se ha luchado por ellos y por la no discriminación, propugnando la igualdad con los derechos de los varones, con el resultado de haber ido progresivamente alcanzando su objetivo.
Lograron que pudieren votar en las elecciones, que pudiesen ser candidatas a cargos electivos, que transitoriamente tengan cuotas para después llegar a la paridad y hasta la alternancia en las listas de candidatos.
También se consiguió que en la sociedad conyugal existiese la tan necesaria igualdad, quedando para la Historia la autoridad marital en lo que se refiere a la disposición de bienes. También se dictaron normas de protección frente a la violencia familiar e igualdad de trato laboral, incluso en relación con las retribuciones, llegando a realizarse campañas desde SUNAFIL para la promoción de tal igualdad y su sanción en caso de incumplimiento.
Es tan notable la presencia de la mujer en la Sociedad, que en la actualidad tenemos Presidenta del Poder Legislativo, Presidenta del Poder Judicial, la Fiscal de la Nación igualmente dama, la encargada de la Defensoría del Pueblo es dama y así podríamos seguir, sin olvidar a las que han sido presidentas de Consejo de Ministros, cancilleres, embajadoras y altísimos otros cargos.
Cierto es también que hay pendientes, como el modificar el Código Civil a efectos de que la mujer casada no tenga que agregar a su nombre el famoso “de” previo al apellido del marido, lo que me hicieron ver mis hijas cuando dijeron “no somos propiedad de nadie, somos iguales”.
Desde que el aludido ministerio fue creado por el D.L. 866 hasta nuestros días, ha sido objeto de cambios en su denominación, y el nuevo cambio pretendido en nada modifica las competencia y atribuciones del ministerio en lo que se refiere a las mujeres, pues se mantienen intactos los contenidos de su ley de organización y funciones (D.L. 1098).
Recordemos que el artículo 4 de la Constitución, dispone la protección familiar. Una fórmula que finalice la controversia sería adoptar el nombre de “MINISTERIO DE LA FAMILIA, MUJER Y POBLACIONES VULNERABLES” y todos contentos.