Significa que no tiene nada que ver en este asunto, pertenece a otro grupo, es ajeno a lo que estamos tratando, no corresponde, es impropio.
Es harina de otro costal decimos cuando alguien pretende imponer un tema diferente al que es objeto de la conversación, se inmiscuye inútilmente y debemos decirle que está equivocado.
El dicho se remonta a tiempos en los que los productores agrarios compartían el uso de un molino y debían convertir en harina sus granos de trigo, cebada, centeno o maíz.
Existía el riesgo que se mezclen las harinas debido a que los granos nunca son de igual calidad, se diferencian también por la posibilidad de hongos u otras pestes que atacan los cultivos.
De rechazar harinas que no son las propias surge la frase que hoy usamos para observar o impedir que se introduzcan temas al propósito de nuestra conversación.
Decimos es harina de otro costal cuando alguien propone una solución que es buena, pero para resolver otro problema.
Es pretender mezclar temas, asuntos o propuestas diferentes.