Sabemos o suponemos lo que significa. Que alguien o un grupo de personas hace algo a escondidas, rápidamente, de manera fraudulenta, sin que nadie se dé cuenta debido a que eso no se hace, cuando menos no de esa manera, así tan de repente. Pero ¿cuál es el origen de la frase?
Se remonta a lo ocurrido al llegar la noche de un día como hoy, en los primeros años del cristianismo y tiene que ver con el juicio a Jesús de Nazareth.
Nuestro Señor fue puesto a disposición del Sanedrín, que era una especie de corte suprema de justicia de los judíos, funcionaba en Jerusalén y existió desde tres siglos antes del nacimiento del hijo de Dios. Lo integraban 71 sabios o rabinos.
Después de su detención pasó de Anás a Caifás (sumos sacerdotes del Sanedrín) y de Herodes a Pilatos, debido a que ninguno quería juzgarlo.
Finalmente fue sometido al juicio del Sanedrín, entre las doce de la noche y las tres de la mañana, para evitar la opinión de gente que cuestione o se oponga y poder culparlo, sin problemas, de crímenes que nunca cometió.
Estos jueces, sacerdotes fariseos, decidieron culpar a Jesús de manera fraudulenta debido a que lo acusaban de proclamarse el Rey de los Judíos, pese a que él les dijo que su reino no era de este mundo.
Después de esta decisión y luego de someterlo a torturas y exhibirlo de mala manera ante la multitud, surge la posibilidad del perdón por parte de gente azuzada que prefiere que liberen al ladrón de Barrabás.
La condena a crucifixión, dice la historia, fue adoptada entre gallos y medianoche.