Es un dicho que pretende explicar de un tiempo remoto, de hace muchísimo tiempo, algo muy antiguo.
Son diversas las explicaciones sobre el origen de este dicho y una de ellas señala una conversación entre esclavos cuando hacían referencia al tiempo en el que eran libres en África.
Otra explicación cita al destacado arqueólogo Federico Kauffman Doig, quien argumentaba que se trata de una deformación de la palabra Naylamp, fundador legendario del Reino Sicán o Lambayeque, Dios mítico del norte del Perú.
Al comienzo el dicho era “en los tiempos de Naylamp», decía Kauffman y como suele suceder con las frases populares, fue cambiando hasta convertirse en «los tiempos de ñangué».