Cuando el anterior congreso de la república estaba eligiendo a los miembros del tribunal constitucional, el ex presidente Martín Vizcarra disolvió el parlamento, perpetró el golpe de Estado que mandó a su casa a los 130 congresistas. El voto de confianza que acababa de darle a su gabinete de ministros, interpretó de facto significaba todo lo contrario, si es igual que no y entonces todos a su casa.
Después el mismo tribunal, que debió ser renovado, le dio la razón al lagarto y reconoció carácter legal lo que a todas luces fue un golpe de Estado. Eso ocurrió el 30 de setiembre del 2019. El Congreso estaba cumpliendo su deber constitucional, pero a Vizcarra y su cúpula no convenía el reemplazo de algunos miembros cuyo mandato en ese tribunal había vencido largamente su periodo.
Dos años después continúan allí los mismos tribunos caviares pese a haberse cumplido largamente, abusivamente, el mandato para el que fueron designados durante el gobierno de Ollanta Humala.
Ahora cuando el nuevo congreso de la república, elegido después de la disolución del anterior se dispone a seguir el mismo procedimiento para renovar el tribunal, aparece un recurso judicial que pretende atar de manos al primer poder del Estado.
Eso pone en evidencia, una vez más, que existe un sector en la administración pública enquistado en el poder y pretende perpetuarse en el mal manejo del Estado, que es lo que estamos viendo desde hace varios años.
Así como coparon el tribunal constitucional, procedieron de igual forma con el poder judicial, la fiscalía, la Reniec, Onpe y Jurado Nacional de Elecciones. Por eso ocurren estas decisiones insólitas y descabelladas como pretender intervenir nuevamente en el congreso elegido por el pueblo.
Por eso el JNE no exhibe el padrón electoral y declara inadmisibles las pruebas del fraude, por eso Odebrecht y sus cómplices siguen libres, por eso Sagasti no quiere auditoría electoral, por eso Inés Tello sigue en la Junta Nacional de Justicia, por eso pasa lo que o curre en la fiscalía y en los ideologizados juzgados, por eso roban miles de millones del Estado sin que alguien pague esa culpa, por eso la democracia no camina y un fraude todo terreno es el que nos gobierna, por eso vivimos una dictadura estalinista disfrazada de democracia.
Confío que en pocas horas procedan a la elección de nuevos miembros del tribunal constitucional y comience el fin de un triste periodo de fraudes y engaños a la población. Confío el congreso cumpla su deber constitucional y no se interponga la mafia caviar enquistada en el palacio de gobierno.
Son numerosas las pruebas recabadas por la policía sobre el financiamiento de la candidatura de Pedro Castillo, con dinero recabado de manera ilícita por la mafia de los Dinámicos del Centro, con el presidente de Perú Libre Vladimir Cerrón a la cabeza, que no está tras las rejas, teniendo condena, gracias a la protección de la mafia judicial que es parte de todo este entuerto.
Sagasti debe entender que ya estamos cansados de caviares y no vamos a seguir soportando abusos y atropello a los derechos humanos, que es lo que están haciendo al burlar la constitución, la justicia y la voluntad popular..