Es algo así como la ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente. Es la consecuencia que desde tiempos remotos se aplicó en viejas sociedades, hasta la invención del Derecho, los modernos códigos y principalmente el principio cristiano deL perdón.
La palabra talión tiene su raíz latina tallos o tale, que quiere decir igual, idéntico y de donde viene el termino tal, igual.
El que a hierro mata a hierro muere significa que recibirás un castigo equivalente al daño que causaste, si causaste una muerte tendrás que ser ajusticiado.
El origen del dicho se remonta a la Biblia, Jesús pide a uno de los que estaban con él que guarde su espada “porque el que a hierro mata, a hierro muere” qui in gladio occiderit, gladio peribit. San Mateo 26 – 51, 52.
La ley del talión está en Éxodo21:23-25, Levítico 24:18-20 y Deuteronomio 19:21. Estuvo vigente en el judaísmo hasta que los rabinos decidieron cambiar la pena por un resarcimiento económico y el cristianismo la excluye a raíz del sermón de la montaña.
A las personas mayores nos consta que la vida da muchas vueltas y sucede que a veces se presenta la oportunidad de revanchas y aquello que pudiéramos haber hecho perjudicando a una persona vuelve luego en contra nuestro.
Los hinduistas creen en el karma que es como la tercera ley de Newton, toda acción genera una reacción de igual intensidad, pero de sentido contrario y el encargado de hacerla cumplir es el dios invisible lama Rash (rey de la prohibición).
En el Código Hammurabi existe el principio de reciprocidad exacta, si quiebras un hueso te quebrarán el mismo, aunque también existía la posibilidad de compensación cuando se trataba de daños menores.
No hagas a los demás lo que no quieres que hagan contigo, es la enseñanza que podemos rescatar de este dicho.