Pasaron más de 50 años desde la proclamación de la independencia para que el Perú tenga su primer presidente constitucional civil y más de 200 años para extrañar una mano férrea que ponga fin a la era de anarco delincuencia que estamos viviendo.
Nació en Lima el 9 de agosto de 1834 y se convirtió en una figura emblemática en la historia política y económica de nuestro país. Su legado se manifiesta a través de su desempeño como alcalde de Lima y presidente de la República.
Hijo de Felipe Pardo y Aliaga, un político y escritor destacado, y Petronila de Lavalle y Cavero, Manuel Pardo nació en un entorno privilegiado que le permitió acceder a una educación de calidad. Estudió en Chile y en Europa, especialmente en Barcelona y París. Durante su formación académica, desarrolló una notable inclinación hacia la economía.
La carrera política de Pardo comenzó en un momento de inestabilidad. En 1864, el presidente Juan Antonio Pezet le confió una misión en Europa para gestionar un empréstito destinado a fortalecer la economía nacional. A su regreso, fue nombrado ministro de Hacienda durante el régimen de Mariano Ignacio Prado en 1865. Este cargo le brindó la oportunidad de implementar políticas fiscales y económicas que habrían de ser fundamentales para su futuro en la presidencia.
Entre sus labores como ministro, Pardo demostró su capacidad para manejar situaciones críticas, algo que sería recurrente en su vida política. En 1868, asume la dirección de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, una institución de gran relevancia social, donde implementó diversas reformas para mejorar la situación de los sectores más necesitados.
Fue alcalde de Lima entre 1869 y 1871, tiempo que dedicó a transformar la ciudad con proyectos de infraestructura que buscaban modernizar Lima. Dio especial importancia a la educación pública y la cultura, estableciendo escuelas y fomentando la creación de espacios cívicos y culturales. Con un enfoque innovador y visión progresista consolidó su posición como líder respetado.
En 1871 fundó el Partido Civil, para promover la participación democrática y la modernización del Estado y ganar las elecciones en 1872. La fundación del Partido Civil marcó un hito en la política peruana al aportar una alternativa a la hegemonía militar que había prevalecido en los años anteriores.
Pardo asumió la presidencia el 28 de julio de 1872, y encontró una situación fiscal apremiante, una profunda crisis financiera, resultado de malas gestiones anteriores y de la dependencia económica en el sector agrícola.
Tuvo que adoptar medidas económicas que incluyeron un aumento prudente de impuestos y el establecimiento de un estanco del salitre, así como la revisión de los contratos de la venta de guano. Estas decisiones, aunque impopulares, reflejaron su compromiso con la estabilidad económica del país.
En el sector Educación promovió la expansión de la educación pública y laica, así como la creación de nuevas instituciones educativas. Su gobierno apoyó la creación de escuelas normales para la formación de maestros y la implementación de un currículo educativo centrado en el progreso científico y tecnológico.
Creció la alfabetización y surgió una clase media educada que sería fundamental para el desarrollo democrático y social del Perú en los años venideros.
En el campo de las relaciones internacionales promovió la firma del Tratado de Alianza Defensiva con Bolivia en 1873. Este tratado buscaba garantizar la seguridad mutua ante posibles amenazas externas, especialmente de países vecinos con los que existían tensiones históricas. La alianza reflejó la visión de Pardo de fortalecer la posición geopolítica del Perú en la región.
Tuvo que hacer frente a una creciente oposición tanto en el ámbito político como militar. La crisis económica, sumada a descontentos sociales y conservadores, llevó a un debilitamiento de su administración. En 1876, debido a presiones políticas y un contexto adverso, decidió no postularse para la reelección, dejando el escenario político peruano en manos de fuerzas militares.
Manuel Justo Pardo y Lavalle murió el 16 de noviembre de 1878, pero su legado perdura en la historia política y económica del Perú. Como el primer presidente civil constitucional, marcó un precedente importante hacia un gobierno más democrático y secular en un país que había estado dominado por caudillos militares. Su compromiso con la educación, la justicia y el desarrollo económico sentó las bases para futuras reformas y representó una visión moderna del Estado peruano.
En la memoria colectiva, Pardo es recordado no solo como un líder político, sino también como un visionario comprometido con el mejoramiento de su nación. Su obra continúa inspirando debates sobre la política y la economía del Perú contemporáneo.
Manuel Justo Pardo y Lavalle es un personaje vital en la historia republicana del Perú, un pionero en la lucha por un gobierno civil y constitucional en un país que había sido predominantemente gobernado por militares.
Su legado va más allá de las cifras y nombres; representa un ideal de modernidad, educación y justicia. A medida que el Perú sigue enfrentando desafíos políticos y económicos, la figura de Pardo sirve como símbolo de la importancia de un liderazgo basado en principios democráticos y en el bienestar social.
A través de su vida y obra, Pardo nos recuerda que el verdadero progreso de un país radica en su capacidad para educar a sus ciudadanos.