Haciendo honor a su apodo, Mirtha Vásquez envió un oficio a la presidenta del congreso para expresar su preocupación por el anuncio del pedido de vacancia presidencial de la congresista Paty Chirinos y demandar aprueben más de 50 proyectos de ley enviados por el ejecutivo.
Mi abuela decía está bien culantro, pero no tanto y sin conocer la reacción de María del Carmen Alva me atrevería a decir que prudentemente preferirá no responder.
Han pasado cuatro meses y no sabemos nada de la reconstrucción del norte, ni de movimiento alguno para destrabar más de dos mil obras públicas paralizadas por la corrupción enquistada en el poder ejecutivo.
La corrupción asoma en el corto periodo que tenemos a Mirtha Vásquez de premier y más de uno de sus ex ministros desfilará en estos días por los pasillos de la fiscalía para hacer los descargos de acusaciones que los relacionan con graves delitos.
El pedido de vacancia anunciado por la congresista Chirinos contiene el descontento con el nombramiento de un premier que no solo la agredió, sino que usaba el quechua, su idioma materno, para burlarse hasta del presidente.
Es la protesta contra la designación de un asesino como canciller y luego de un diplomático incapaz de decirle no al nombramiento de embajadores impresentables.
Es el rechazo a un ministro de trabajo que de su paso por esa cartera solo se sabe del rápido reconocimiento del sindicato del profesor presidente, sin cumplir los requisitos que exige la ley.
Es el descontento por el maltrato a la alta oficialidad en los institutos armados y policía nacional, incurriendo en delito al alterar el escalafón y por numerosos y abusivos pases al retiro.
Es la protesta por nombrar ministros de industria y producción a gente que nunca ha fabricado una zapatilla ni pescado siquiera un pejerrey.
Es decirle no a un ministro de transportes que en una tarde de componendas destruye el plan de reordenamiento del transporte de la ciudad de Lima.
Es el repudio a la violación de las leyes contra la corrupción por parte del ministro de justicia.
Es la protesta contra un ministro de energía y minas que culpa a las empresas (incluso del Estado) por los desmanes de comunidades supuestamente afectadas por la extracción de petróleo y minerales.
Es contra la renuncia a combatir los cultivos ilegales de coca que están destruyendo nuestra amazonia.
Es el descontento por el daño que le causan a la educación de niños y jóvenes por el mal manejo de la pandemia.
Es el asco que produce esta repartija de cargos públicos de un movimiento político que exhibe un comunismo anacrónico, que en pocos meses está causando al país tanto daño como el que causaron los narcoterroristas que ahora los aplauden.
Es la protesta contra la incompetencia, contra la incapacidad moral para gobernar.