Dueño de una sonrisa amistosa que ha ido perdiendo con las preocupaciones de nuevas y más complicadas responsabilidades, el supervisor de la iglesia del Movimiento Misionero Mundial (MMM) en el Perú, reverendo Luis Meza Bocanegra, fue quien me invitó a intentar la publicación de un diario que no se llegó a concretar.
Estaba empeñado en un proyecto que partió de la premisa errada de un tiraje ambicioso y después de meses de idas y vueltas opté por desistir. En ese momento no prosperó la propuesta de un semanario.
Siguió adelante con el equipo base y modernizaron el diseño y tiraje de “Impacto evangelístico”, mientras acepté participar en diversos programas de la radio.
Los primeros meses, los primeros años, disfruté de su sonrisa, comentarios y consejos cada vez que visitaba la emisora, pero la iglesia le fue confiando nuevas y mayores obligaciones que significaron menos tiempo para compartir en la radio.
De ideas muy claras sobre el rol de los medios de comunicación en la iglesia y liderando el crecimiento de las emisoras de radio y televisión en todo el país, el “Pastor Luchito”, como le dicen con cariño, convirtió a Bethel en la señal líder del movimiento cristiano.
Primero eran viajes al interior para estar cerca a la realidad nacional de la iglesia y después al exterior, a distintos países, lo que convirtieron al “Pastor Luchito”, en un personaje de difícil acceso.
Se alejó del manejo de Bethel y nuevas administraciones comenzaron a cambiar algunos conceptos básicos de gestión de personal, que nunca debe renunciar a respetar las leyes laborales y ser coherentes con la verdad de la fe cristiana.
El Pastor Luchito estuvo delicado de salud en los primeros meses de la emergencia sanitaria, se ha repuesto plenamente y ahora enfrenta una tempestad que mueve los cimientos de Bethel y la iglesia pero su inquebrantable fe en Cristo sabrá capear el temporal y devolver al MMM en el Perú, el alto sitial que tiene entre los creyentes.