Un primer error que suele ser frecuente entre los reporteros y comentaristas es atribuir las torrenciales lluvias al “calentamiento global” y el arqueólogo Walter Alva se ha encargado de desbaratar esa afirmación al revelar que existen evidencias que el fenómeno meteorológico se presentó hace 4 mil años, cuando no existía ninguna de las causas del supuesto calentamiento.
Nada que haga el ser humano sería capaz de impedir las torrenciales lluvias, con sus inundaciones en zonas que antes no estaban habitadas.
Es posible mitigar, hacer menos perniciosas sus consecuencias y nada más. Igual serían inundados los espacios que hoy ocupan ciudades que no debieran haberse construido en esos lugares.
Lo prioritario, antes de pensar en obras de reconstrucción es llevar ayuda a los damnificados, miles de compatriotas que perdieron sus viviendas, que no tienen alimentos ni agua potable, necesitan atención médica y medicinas.
Todo lo demás puede esperar y para socorrer a esa gente se requiere del concurso de alcaldes de centros poblados, distritos y provincias, que sin embargo, pese a contar con presupuesto prefieren reclamar al gobierno central y así tratar de librarse de responsabilidades.
El gobierno regional de Piura dispone de 54 millones de soles para emergencias y ha gastado apenas un 10% y los gobiernos locales, los municipios en conjunto disponen de 39 millones y han gastado el 17% y estamos en el cuarto mes del año.
En la cancha es donde se ven los gallos y esos alcaldes y gobernadores, que tanto prometían hace apenas unos pocos meses, cuando eran candidatos, deben demostrar ahora para qué querían ser alcaldes, gobernadores.
No hay calentamiento global, solo hay el enojo de un pueblo que se siente decepcionado de un Estado que no les da una mano, cuando muy bien puede hacerlo.