Un día sin mujeres fue el que tuvimos ayer, el primero de una serie de cuatro días sin mujeres en las calles del Perú, debido al denominado segundo martillazo que busca reducir el índice de contagios de coronavirus.
Lo que parece el título de una comedia de equivocaciones es el resultado de la disposición que ordena a todas las mujeres del Perú, permanecer en sus casas los días lunes, miércoles y viernes, mientras que los varones no podemos salir, por ningún motivo, los días martes, jueves y sábado.
La excepción son las personas que trabajan en los sectores de salud, abastecimiento de alimentos, farmacias, bancos y hoteles.
La justificación de esta medida fue muy bien explicada por el presidente Martín Vizcarra. Dijo que había que insistir en el aislamiento social y la manera más práctica de hacerlo es con una medida como esta, que al reducir a la mitad la posibilidad de personas en la calle, se reduciría la posibilidad de contagios.
Aplaudo, felicito y agradezco que el gobierno siga preocupado por combatir al coronavirus y al igual que con las otras medidas de aislamiento social, se trata de una decisión que sin duda tendrá efectividad en el propósito de reducir el nivel de contagio en estos días, que en opinión de los expertos, son los que mayor riesgo tenemos todos de ser alcanzados por esta mortal epidemia.
Un día sin mujeres es también el título de diversas manifestaciones feministas en el mundo entero, que hoy se sentirán defraudadas cuando se den cuenta que el sexo resultó la única y mejor manera de segregar a las personas y no por género.
No existe un día para gays y lesbianas en esta epidemia del coronavirus. Ellos tienen su propia epidemia.04-04-20