En el desierto de Ica, en Nasca, hay no solamente las famosas líneas que son un atractivo turístico de fama mundial y tal vez por eso pasa casi desapercibida otra espectacular atracción, herencia producida no por la mano del hombre sino por los misterios de una naturaleza que recién comienza a mostrar el mayor tesoro de fósiles de lo que un día parece haber sido un fondo marino.
Junto a ese lugar, escondido entre las arenas del desierto está igualmente un cañón, uno de esos accidentes geográficos producido por la acción de lo que hace muchos años fue un gran rio que erosionó las paredes de su cauce.
Poco se sabe del Cañón de los Perdidos, al extremo que se le conoce con ese nombre, recién desde hace diez años, pese a que tiene una extensión de más de cinco kilómetros y está ubicado a 40 kilómetros de Ocucaje, en Ica.
Y eso poco que se conoce me lo contó Lupe Chávarri que acudió hasta el lugar en busca de esas fotos espectaculares que acostumbra perseguir y generosamente comparte con nosotros.
Chilcatay es el nombre del sitio, cercano a lo que se conoce como la desembocadura del río seco con el río Ica. El alcalde de Ocucaje y un grupo de personas de la asociación de promoción turística del distrito decidió visitar la zona y debido a que un grupo se extravió y demoró demasiado, un periodista, Maycol Herrera Bendezú, bautizó con ese nombre al Cañón de los Perdidos.
Visitar la zona es una experiencia que promete vistas impresionantes para los amantes del paisaje, que ofrece el distrito de Santiago, puesto que no es Ocucaje donde finalmente se ubica la atracción.