José Gabriel Eduardo Octavio López de Romaña y Alvizuri, nació en Arequipa el 19 de marzo de 1847, fue el primer ingeniero en ocupar la presidencia de la república y con él se inició el periodo conocido como República Aristocrática (1895- 1919).
Una de las más rancias familias arequipeñas, López de Romaña, lo envió a estudiar a Inglaterra para convertirse en experto en construcción de puentes para ferrocarriles. Regresó para implementar un novedoso sistema de abastecimiento de agua potable. Fue dueño de extensas tierras en el valle de Tambo, donde hoy se intenta el proyecto minero de Tía María.
Durante la Guerra del Pacífico participó activamente en la defensa del país. Su compromiso con el desarrollo nacional también se hizo evidente durante el segundo gobierno de Nicolás de Piérola, cuando fue nombrado titular del recién creado Ministerio de Fomento y Obras Públicas en 1896. Su gestión como alcalde de Arequipa en 1897 reflejó su capacidad de liderazgo y su enfoque en la modernización urbana.
En 1899, fue designado candidato a la presidencia representando a la alianza demócrata-civilista. Su triunfo electoral marcó el inicio de un nuevo capítulo en la política peruana. Durante su mandato, enfrentó múltiples desafíos, incluido el descontento de los partidarios del expresidente Andrés A. Cáceres, que llevaron a levantamientos en diversas provincias.
Promovió la colonización de los valles interandinos y de las regiones orientales del país, lo que fue fundamental para expandir la frontera agrícola y mejorar la producción rural.
Una de sus contribuciones más importantes fue la promulgación de varios códigos legales que modernizaron el marco jurídico del país. Entre ellos se destaca el Código de Minería en 1901, así como el Código de Comercio y el Código de Aguas en 1902.
Implementó el Estanco de la Sal, una disposición destinada a financiar la recuperación de las provincias de Tacna y Arica. Se enfocó en la consolidación del régimen monetario a través de la adopción definitiva del Patrón de Oro, una medida que buscaba estabilizar la moneda peruana y fomentar la confianza en el sistema financiero.
Ejecutó cambios significativos en la recaudación de impuestos y así logró asegurar un flujo constante de ingresos al Estado y abordar problemas financieros que afectaban la estabilidad del gobierno.
La política colonizadora del gobierno de López de Romaña se destacó en la región amazónica, en un contexto donde la explotación del caucho estaba en auge. Varios exploradores, como el coronel Pedro Portillo, realizaron viajes significativos en la selva peruana, estableciendo rutas comerciales y líneas de defensa en la frontera nor-oriente. Estas exploraciones no solo reafirmaron la soberanía peruana sobre estas regiones, sino que también sentaron las bases para futuras iniciativas económicas y de infraestructura.
A pesar de las reformas y el desarrollo económico que promovió, su gobierno no estuvo exento de conflictos políticos. Las diferencias entre el partido Demócrata y el Civilista se intensificaron, llevando a un ambiente de polarización que afectó la gobernabilidad.
Culminó su mandato en 1903 sin mayores conflictos, pero su legado fue motivo de debate entre sus contemporáneos. Su enfoque en la modernización del país y la creación de un marco legal adecuado para el desarrollo económico dejó huella.
José Gabriel Eduardo Octavio López de Romaña y Alvizuri representa un hito en la historia política peruana, no solo por su condición de ingeniero, sino por su papel en el desarrollo y modernización del país durante la República Aristocrática.