Decimos dorar la píldora cuando alguien trata de suavizar una mala noticia o quiere conseguir algún favor o permiso sabiendo que puede ocasionar algún daño o perjuicio. Los que más acuden a este “recurso” suelen ser médicos con familiares de pacientes y abogados con los litigantes.
Hace pocos días fue la ministra Mazetti con su empeño en prohibir la circulación de autos particulares los días domingo en Lima, medida dispuesta hace algún tiempo por el gobierno de Vizcarra, derogada durante el efímero paso de Merino por la Plaza de Armas y vuelta a disponer ahora por Mazetti con la anuencia de Sagasti.
Ese fue el quid de la última conferencia de prensa, en la que los periodistas se lucieron al demandar avisos concretos y menos palabreo presidencial, menos floro ante la nueva ola de contagios.
Alguien le debe decir al presidente cuando se equivoca y que los medios no hayan visto esta realidad es otro tema, pero el resto de medidas se parece más a la forma como los farmacéuticos antiguamente endulzaban las medicinas, doraban las píldoras para disimular su sabor amargo, que es el sabor de la revancha.
Eso de correr dos horas para adelante o para atrás en el toque de queda y de subir o bajar diez, veinte o treinta por ciento el aforo en los establecimientos formales no va a detener ninguna epidemia. El contagio está en el transporte, las ferias callejeras y mercadillos, en el sector informal que abunda en la mayor parte de Lima.
La prohibición del tránsito de vehículos particulares afecta solo a los más pobres, a los que no tienen para pagar un taxi por horas o por todo el día.
Con las últimas medidas están haciendo lo mismo que Vizcarra y ya sabemos a dónde conduce eso. Después no le echen la culpa a la gente por la incompetencia de quienes todavía no consiguen traer la vacuna, mientras en el resto del mundo están vacunando desde hace un mes y acá esperamos resignados la prometida vacuna china.
No necesitamos que nos doren la píldora, digan las cosas de frente y mejor con un comunicado escrito. Dejen que los privados también traigan mejores vacunas, más rápido y más báratro.