El dicho «doble rasero» se refiere a la aplicación de criterios diferentes para juzgar situaciones similares, lo que conlleva una desigualdad en la evaluación de personas o grupos. Ciertos individuos son objeto de un escrutinio más severo que otros a pesar de haber incurrido en acciones equivalentes.
El doble rasero puede observarse en múltiples contextos, como la política, la justicia penal y las interacciones cotidianas. Por ejemplo, cuando figuras públicas cometen delitos, a menudo reciben un tratamiento que varía. Así, mientras que una persona de bajos recursos podría enfrentar severas consecuencias por un delito menor, a una figura prominente no le pasa nada por delitos mucho más graves.
Este fenómeno no solo perpetúa injusticias, sino que también erosiona la confianza en instituciones como el sistema judicial. La percepción de que las normas se aplican de manera arbitraria fomenta desconfianza y resentimiento.